miércoles, 17 de julio de 2013

SE NARRA UN PROCELOSO DESPERTAR VIII

Desconozco como desperté  en aquella habitación 23 horas después de aquella noche  de intimidades  volcánicas a la luz de la luna. 

Era una habitación decorada con papel pintado con motivos  religiosos: toda ella repleta de símbolos que recordaban la parábola de los paces y ovejas descarriadas.¡ paces y ovejas por doquier!,¡en el techo, paredes, baldosas, volutas, zócalos...! .

Mi dormitorio era de diseño clásico, con un baldaquino  ornamentado en sus columnas  con volutas acaracoladas y barrocas  blancas y rojas, como  la pasta  de dentrífrico Signal. O como una peluquería de caballeros de los años antiguos. En la cabecera y resto de la enorme cama, seis almohadones blancos, de un tamaño gigantesco, flotaban en un mar de sábanas .

En medio de los seis almohadones me pareció ver la nariz de alguien que roncaba con  obscenidad porcina. La napia era aguileña y  cigüeñal . Tapé con mi dedo índice y pulgar los orificios nasales de quien fuera que fuese el ser que se ocultaba debajo de los almohadones, con objeto de amortiguar la escandalera  que me rodeaba. Apreté y  taponé de un modo decidido el napio , y en ese mismo instante, descubrí que una cabeza  se incorporaba con harto asombro y perplejidad un poco más arriba a mi derecha.

Lo que tenía entre mis dedos no era la nariz. Un miembrillo pepino erecto pinzaban mis dedos.

- ¡Me está usted tocando el nabo!...¿quién es usted?- preguntó un anciano con gorro de dormir y un pijama abierto al  frente a la altura de la bragueta.

- Soy Pascual Panete  Zas…¿y usted?-  repliqué.

- Soy Archibald  Rainiero de  Alaver- respondió perplejo. Si no le importa, ¿podría decirme cómo ha venido usted a  parar aquí?

- La verdad, mesié Archibald, desconozco  la razón y el por qué estoy aquí…ayer por la noche estaba en una piscina con Carlota y Carolina de Mónaco, y hoy estoy aquí…

- ¿Y ese pijama?

En ese momento caí en la cuenta que llevaba un pijama de bata  de satén con  transparencias , corto y algo atrevido.

-  Pues no sé…

- Le importaría dejar de pellizcarme e ciruelo, señor Zas.
-        
--  ¡Disculpe!

Se abrió la puerta de la señorial habitación y entró una  señora  de aspecto cuaternario…

--  Archibald, ¿has encontrado orina por aquí?

- - ¿Orina?...

- - Sí, estoy tomando Indasec para las pérdidas de orina y no las encuentro.

- - ¿El qué no encuentras, querida?

- - La orina, cariño.

- - ¿Qué has perdido la orina?

- - ¡Ajá!

- - ¿Y has tomado Indasec?

- - ¡Claro

- - ¿Y no sabes dónde  puede estar?

- - Yo sé quién les puede ayudar- interrumpí.

- - Hable.

- Concha Velasco: ella sabrá donde  está esa orina perdida.

- ¡OK!...voy a  llamarla – dijo alegre doña Sara De Caldosa, esposa de Archibald.

En ese instante, una ráfaga de viento levanta un billete de 20 leuros que estaba encima de la mesilla de noche y va a parar a las aguas de la fuente de la entrada, la de la sirena centaura.

¿Cómo saco el billete?
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LA ENTRADA ESTARÁ  HASTA EL VIERNES POR LA MAÑANA.

LOS GANADORES DE AYER FUERON

PETALÍN DE ROSA/ JOSÉ ANTONIO/ ANTÍGONA/JERÓNIMO NISA/ MARIANO PUERTAS...Y LUXINDEX, PORQUE SE LO HA CURRADO...  

3 comentarios:

  1. Mojado, naturalmente. Pero la dificultad con los billetes en Mónaco no está en sacarlos, sino en meterlos allí sin conocimiento del fisco. Una vez en la mesilla lo demás es pan comido.

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