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Diez horas celsius después anocheció
y Carlota decidió estacionar su Seat Montecarlo en el parking de
una casa rural cercana a la frontera con Andorra . La casa era
conocida como “Venus Caliopígica”. Era ésta de portada barroca
protorománica y luces de neón azul Ducados que dibujaba la
silueta intermitente de un falo erecto de proporciones gigantescas.
De la punta del nabo, también intermitentemente, salían haces de
luz al modo de fuente, o fuegos artificiales.
- Si no te importa- comentó
mientras desenrollaba el nudo que había manufacturado en el freno
de mano para evitar tentaciones de la carne- pernoctaremos aquí.
- ¿Aquí?
- ¿Algún problema
- Sí, mi timidez.
- No te preocupes, mon cherry, es
una casa rural.
- ¿Estás segura, Carlota?
- Montecarlo está llena de ellas.
- Pues, no sé, ¡oh piadosísima
Carlota mía!, pero yo diría que esto es una casa de pitinguis.
- ¡Ay, los hombres!...¡siempre
pensando en lo mismo!
- Efectivamente, los hombres siempre
pensamos en lo mismo. La “Venus Caliopígica” resultó ser una
barra americana que servía de tapadera para una célula del C.N.I
que operaba discretamente rastreando fondos marinos en las Fosas
Marianas. Denominaban “Fosas Marianas” a unas gordas terroristas
de raíz musulmana fusí, agresivas y constantes en hacer el mal.
- ¿Disponen habitaciones para
pernoctar mi hija y yo,por el amor de Dios?- pregunté a una ser humana de aspecto
sospechísimo , rubia platino, que estaba en la entrada y que se
adornaba de un paquetón en la entrepierna como un Walki-Tolki. Su
parecido con Durán y Lleida era de maravillar.
. Aquí no hay habitaciones-
contestó con acento del natural de Tiedra y malas maneras.
- ¿Y eso?
- Porque somos del C.N.I.
- ¿Esa es la razón del bigote?
- ¿Bigote?...¿tengo bigote?
- Pues...no sé:si eso no es un
bigote, usted se ha jinchado un platazo de calamares en su tinta
con botijo.
- ¡Qué bochorno!, sé espía para
esto.
Aquella noche dormimos al viento
imperio. Por decoro, coloqué una zarza ardiendo entre los dos, para
evitar murmuraciones del pueblo llano, y el escándalo de los
pusilánimes, y por un pudor natural, pues sé que estoy inclinado a
pecar, y las tentaciones acechaban aquella noche de un modo
luciferino.
El reflejo azulete del falo gigantesco de “Venus”
parpadeaba sobre el rostro angelical de Carlota que, ignorante de su
efecto, principiaba a contarme el por qué nos habíamos encontrado,
y su tenebrosa historia.
Durante el viaje a Andorra paramos a
comer en una Fonda en Lérida que se llamaba “La Puta Ramoneta”.
Su dueña curiosamente se llamaba Ramoneta Egg Tolón de Pizpireta,
nos sirvió un plato de “Cargols a la Pía Almoina amb xocolata”.
El comedor tenía tres relojes el primero marcaba las 6:15, el
segundo 8:45 y el tercero que está sobre la mesa señalaba las 7:19
¿Podéis decirme qué hora era?
Hay premio.
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GANARON ESTA SEMANA
C.S./ JOSÉ ANTONIO/ GUILLERMO/ JERÓMIMO/ CHEVY FURGONAS/ ASIER/ MARIANO PUERTAS/ ANTÍGONA.
¡¡¡ENHORABUENA!!!
JUGAMOS EL CUPONAZO DE ESTE VIERNES AL NÚMERO
76471
Hora de comer y de llamar al relojero para que arregle los relojes...
ResponderEliminar¿La hora de comer?
ResponderEliminarEran las 8:45. En ningún sitio sirven caracoles a las seis de la mañana. A las siete y cuarto, como mucho, café, sol y sombra y sobaos Martínez. A las ocho ya se puede empezar a pensar en comer algo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿La hora de comer? Mariano Puertas
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