SE CUENTA UNA CHARLA CON CHARLENE (XVII)

Carlota estaba fadada conmigo a la mañana siguiente. 

- ¿Te divertiste con Melaku,hein? 

- Bueno...me pareció una chica interesante.

-  Ya... 

- Mujer, Carlota, mirase donde mirase, todas tus invitadas estaban como este bufet que nos vamos a desayunar. Todo está maravilloso: los cereales, la leche fresca, el café aromático, los churros, los donuts de chocolate, las tostadas, los zumos,la mermelada, la mantequilla, quesos variados, embutidos, el tomate, los huevos fritos, el bacon, el jamón, las salchichas... 

- ¡No sigas!,¡qué hambre tengo! 

Nos sentamos en una mesa junto a Charlene, la mujer de Alberto de Mónaco, que en ese momento estaba haciendo posturitas en el gimnasio con el mongol del novio de su hermana. Pronto nos acompañaron Melaku y una amiga italiana que dijo llamarse Alessia Fabiani Astur. Alessia estaba que hasta los perros y gatos se daban la vuelta para verla.

Atento al servicio, Bruno, nos ofrecía unas rodajas de melón fresco y una copa de champagne casi helado. 

- ¿Dónde está Placenta, Bruno, hace tiempo que no lo veo?- pregunté mientras cogía una copa de cava? 

- Está con el equipo de limpieza ordenando las galerías, señor. 

Efectivamente, al fondo del salón vi pasar a Placenta con tres doncellas subiendo las escaleras a los pisos superiores. Me llamó la atención que una de ellas era negra como una aceituna.Y anciana, como una pápa arrugá.

Marlene parecía triste y sola, como Fonseca. Fue la impresión que tuve ayer, y continuaba hoy... 

- Señora, ¿parece usted blue y como con saudade? 

- Añoro mi tierra... 

- ¿Desayuna tierra habitualmente? 

- No...mi tierra, mi país. 

- ¿De dónde es, si se puede saber, por el amor de Dios? 

- Sudafricana del sur de África.

- La entiendo perfectamente, Charlene, yo también añoro ciertos paisajes- comenté mientas me asomaba a un escote abierto al polo norte. 

- Sí- suspiró- echo a faltar la sabana, las cebras... 

- ¿No tiene sabana?,¡yo tengo en la habitación un ajuar completo!, pero no son de cebras, son “el burrito blanco” 

- ¡La sabana es un sistema arbóreo arbustivo clásico de mi país.

Y así, hablando hablando, entre salchichas y rodajas de melón con champagne, derepronoto, Marlene posó su mano sobre mi rodilla...  

- Y usted, Zas, ¿no se encuentra solo?- musitó con ojos de tegucigalpa.

- No... vivo en compromiso de celibato.  

- ¿Es usted celíaco?

 - Negatifa...ce li ba to, dije ce li ba to.  

- ¿Y eso qué es?. 

- Que yo no...(repetí el gesto del esquiador que me enseñaron Carlota y Carolina) 

- ¿Que usted noooo...? ( imitó el gesto) 

- Nada de nada deeeee ( volví a la pista de nieve). 

- O sea, que usted en eso deeee( pista negra) ¿está a la quinta pregunta?
  
Bruno anunció la entrada del comisario Benoit.  

- ¡El comisario Benoit!

Miramos a la puerta, pero nadie entró...segundos después, debajo de mi silla, escucho una voz...  

- Señor Zas, ¿le importaría subirme hasta el borde la mesa? 

Le aupé cogiéndole por los sobacos y lo instalé encima de la mesa, muy cerca de los quesos.

 - Tengo algo que comunicarle...¡el señor Jota fue envenenado!  

- ¡Lo sepi! 

- Fue un envenamiento por entregas, pequeñas diócesis de profiteroles en locutorios con lo que él creía que era agua exagerada. 

- Manténgame al corriente, comisario, creo que soy la única persona que puede ayudarle en este caso...  

- Lo haré.  

- ¡Pas! 

- ¡Candanchú!,  

Carlota se acercó con Alessia, la Belucci, y la doncella de Pucelle, Carla Bruni...  

- Zas, cariño, ¿vienes a pasar el día en el barco de Juan Carlos I, rey de España. Nos ha invitado a un pequeño crucero por la costa de Niza junto a su amiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein... 

- ¿Una rubia con cara de elefanta? 

- ¿No os dije que Zas era muy romántico? 

- ¡Oh lalá!- rieron todas mientas me cogían del brazo y marchábamos a los coches camino del puerto de Niza.

- Zas- me preguntó Florence Palmolive-  imaginemos un caso baladí donde antes de ayer Josefina Breast Bowling tenía 17 años, y el año que viene tendrá 20.

¿Cómo puede ser?

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