ENCUENTLO EN PUENTE COLGANTE CON MITOKA (XXXI)

Tres coches cruzaron el Puente Colgante con los faros apagados. Me rodearon. Salieron los nueve japonudos que ya conocía del día del entierro de Alba. Malika Kesuno me cacheó a conciencia por arriba, por abajo y por en medio...

- ¡Dame llave inglesa!

- No es una llave inglesa

- ¿Qué sel pues?

- Joder, Malika, pareces tonto

- ¡Admilable instlumento!.

Malika dio un silbido alucinante y todos los patos que dormitaban en la superficie de las aguas del Pisuerga pusieron rumbo veloz, en punta de flecha, a las Lagunas de Villafáfila.Un coche apareció de lo oscuro: un Subaru Impreza WRX STI, de que te cagas. De él se bajó Kiputa vestida con un Kinu de color dorado, cubierto con un Karaginu rojo sangre y una falda hakama azul.

- ¿Dónde estal azucalillos?

- Tenemos un problema, Kiputa, y sólo tú puedes ayudarme.

- ¿Ploblema yo?...¡tú tienes ploblema!,¡tu cabeza tiene ploblema!

- Soy microcefálico,Kiputa, no se ría.

- ¿Miclocefárrico?,¿qué sel?

- No es miclocefárrico, se dice microcefálico

- ¡Qué impoltal miclocefárrico o miclopollas!

- De miclopollas le asegulo que nada de nada – le susurró Malika.

- Tengo el crerebro menguado.

- ¿Cómo el latón que estaba debajo del botón del señol Maltín, ay qué chiquitín?

- Más o menos. Pero a la que estamos, tuerta. El caso es que en el entierro de Alba, su nieta, Ana Busado , y un tal Tito Lalarga se llevaron toda la mercancía de “Azucalillos Calillos”, y ahora quieren las cartas que usted se llevó de mi coche.

- ¿Caltas?, ¿pol qué quielen caltas!

- Bueno, parece que les incriminan en asuntos muy graves, con ellas en su poder nadie conocería el tipo de gente que son...

- Bien, yo puedo dalte caltas, pelo ellos dalme azucalillos.

- Para el carro,Kiputa...La cosa no es tan sencilla. Lalarga es el jefe del espionaje de Socotora...

- ¿Qué sel Socotorra?

- No es Socotorra, es Socotora, para una vez que lo podía haber dicho bien va, y la caga. Socotola es una república dependiente del Yemen. Ustedes a su lado son las monjitas que atienden la sacristía del Vaticano. La cosa es más seria de lo que usted imagina, Kiputa

- ¡Al glano, microcefárrico!

- Bien, yo le avisaré dónde y cuándo hacemos el intercambio, ¿ok?

- ¡Colecto!, ¡espelo llamada de mi latoncito!

- Vales.

- Me han dicho que usted lesuelve mistelios, cielto?

- Cierto.

- Allá va uno, si me lo lesuelve no le doy un beso, si no...y arqueó tres veces las cejas.

Me mostró una foto y a continuación dijo “ fui a vel al tallel pala aleglal coche, y glité “¿hay alguién allí?...¿le había, Panete?.