Me había citado con Alba a las cinco de la madrugada en el pub “ Benedicto XVI”. Me estaba arreglando cuando sonó el teléfono.
- Despacho de Pascual Panete, dígame, si es tan amable, por el amor de Dios.
- ¿Panete?. Soy Tito Lalarga.
- ¡Hombre ,Tito!
- ¡Ni hombre Tito, ni leches!, ¿dónde están las cartas?
- No sé de qué me habla, Tito.
- Sí lo sabe, Panete. Estoy en casa de Florino y lo tengo metido en una bolsa de deporte. Me ha dicho que le dio a usted la correspondencia de la difunta Alba. Si aprecia usted la vida de su amigo, lo mejor será que quedemos y que me entregue esas cartas.
- Así que usted mató a su padre...
- No se meta, amigo, y deme las cartas. Además , no era mi padre. Era el hijo de puta que me adoptó.
- No puedo darle las cartas porque se las llevó una japonuda que estaba que fumaba en pipa por unos azucarillos.
- Ya...y yo soy María Teresa Fernández de la Vega
- ¡Hombre, María Teresa!...¡vaya lío que os lleváis con la crisis,¿eh?
- Escuche, Panete.- y oí unos veinte golpes fortísimos en el auricular-...¿lo ha oído, Panete?: su amigo acaba recibir vente impactos desde la mesa en la que estaba depositado en el interior de la Slazenguer a una pared de gotelé de punto de rombo.
- ¡Oiga, María Teresa, le digo que las cartas se las llevó una señora de ojos de “ alaver, que voy voy”, y que tenía unos amigos muy poco recomendables!
- ¡Escuche de nuevo!- y sumé doscientos cincuenta y seis golpazos al gotelé.
- ¡Oiga, va a dejar la pared hecha una mierda!
- ¡No bromee conmigo, Panete!, ¡si maté a mi padre no sabe lo poco que me costará matar a su amigo y después a usted.
- ¡Qué agresivo!. Es muy típico de gente como usted, gente con una infancia muy dura. Estoy seguro que en su colegio, en Socotora, todos se reían de usted porque era el blanquito, el hijo de la blanquita bizca, ésa que cuando lloraba se le mojaba la espalda. Eso le llevó a no quererse a sí mismo y a odiar el mundo, que está hecho por Dios para que seamos felices. Tito, usted tiene un corazón hecho para cosas grandes, para el amor y para la entrega. Y usted lo sabe. Usted, Tito, cuando está solo reza y junta sus manitas pidiéndole a la nuestra Señora ser un niño bueno. El amor, ese amor que siempre ha necesitado y que es el recuerdo de la ternura de su mamá, le salvará de tanto odio, de tanto rencor...Tito, le cambiará. ¡Cambie, Tito, cambie, le necesitamos!...¿Tito?...¿Tito?...
- ¡¡¡BUÁÁÁÁ!!!...¡BUÁÁÁÁ!!!, ¡¡¡ES CIERTO, SIEMPRE QUISE SER BUENO, Y ASÍ SE LO PROMETÍ A MAMÁ CUANDO MURIÓ!!!...¡¡¡BUÁÁÁÁ!!!
- Nunca es tarde,hijo mío, Tito, cariño, mi cielo....
- ¡Sí que estarde,hijo de puta!. Tienes tres días para entregarme las cartas...si dentro de tres días no las recibo le iré mandando miembros de su amigo: uno por día, empezando por el nabo.
- ¿El nabo?...¡eso me recuerda un enigma!.Dos familias numerosas, los Mernabo y los Poyales , se encuentran por la calle y, como son de natural cariñosos, empiezan a saludarse de forma que los hombres de las respectivas familias se abrazan. Y las mujeres entre sí, y las mujeres con los hombres, se besan (una vez ). Tras semejante orgía ninguno llega al éxtasis, pero se sabe que se han intercambiado 35 abrazos y 42 besos. ¿Cuántos hombres y mujeres hay en cada familia? (no importa distinguir en qué familia)
- Jodido lo has puesto esta vez, Suso...digo, Panete.
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MIÉRCOLES POR LA NOCHE LA SOLUCIÓN